La democracia no puede entrar en paréntesis, sin ciudadanía, y las autoridades no pueden ignorar que es con la ciudadanía que la democracia palpita y permanece. La democracia existe con, para y por la ciudadanía. Desconocerlo nos conduce como sociedad al abismo de los autoritarismos de diverso cuño.
El hecho de no poder verse, encontrarse y conversar de manera directa y presencial o el que la comunicación esté mediada y limitada por formas tecnológicas a las cuales muchos ciudadanos/as aún no tienen acceso ha tenido efectos graves en la acción colectiva, en las organizaciones de la sociedad civil, en la movilización ciudadana y la protesta, en la incidencia en las decisiones públicas que afectan a todos los ciudadanos/as, la cual ha sido muy restringida y de pocos resultados.
La seguridad ciudadana es un asunto de todos, lograrla requiere desarrollar una conciencia ciudadana desde la que se elaboren modalidades y formas de integrarse y participar en la democracia, ejerciendo control social y haciendo que la justicia funcione, los deberes se asuman y los derechos se garanticen.
“Raíces” apenas inicia como red, pero desde ahora asume la tarea de ser la protectora, cuidadora y guía, al igual que la continuadora y reproductora de la labor que desde el proyecto “Quibdó, Municipio seguro para niños, niñas y adolescentes” venimos desempeñando con Unicef y Corporación Región para construir una cultura de paz en Quibdó.
En Colombia se vive un moderado optimismo con respecto a un posible acuerdo de paz entre el Gobierno nacional y las dos organizaciones guerrilleras que actúan en el país. Aunque es evidente que el desarrollo del proceso con las FARC es mucho mayor comparado con los acercamientos exploratorios con el ELN, se espera que se logre establecer una mesa de diálogo también con esta organización, que el país logre finalmente superar casi cinco décadas de confrontación armada y que este proceso se convierta en una oportunidad para avanzar en la construcción de una nación democrática y en paz.