Opinión

Martes, 01 Octubre 2019 14:29

Los retos de Antioquia para un desarrollo con inclusión social y económica

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Antioquia y Medellín deberán apuntar a consolidarse como un centro líder en innovación, investigación y emprendimiento de base tecnológica, a partir de la transformación y adecuación de sus universidades, centros educativos y del sector empresarial.

Por: Jaime Echeverri Chavarriaga

Vicepresidente Planeación y Desarrollo. Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia.

 

Una sociedad es lo que sus ciudadanos hacen y cómo lo hacen, es decir, lo que somos como ciudadanía. Desde el desarrollo productivo de la ciudad y la región, esta afirmación significa que lo que generamos y los servicios que prestamos, están asociados a las capacidades intelectuales, técnicas y emocionales de las personas; posibilidades que provienen a su vez de la calidad y profundidad de la educación familiar, técnica, tecnológica y profesional.

Para que el desarrollo de una sociedad despierte y se active, es condición necesaria su decisión de prosperar y la mejor manera de motivar esa decisión en la comunidad, es establecer una visión de futuro que ayude a romper los hábitos mentales y los prejuicios que nos condenan a seguir siendo como hemos sido.

De manera particular y para darle orden a los múltiples propósitos del desarrollo económico, en el sentido de generar prosperidad para Antioquia, este se deberá orientar hacia la consolidación de una región integrada e incluyente, con altos niveles de cohesión social en sus diferentes dimensiones: ingreso, educación, empleo salud, y participación ciudadana.

Antioquia tiene un potencial de desarrollo enorme y a la vez se le impone la necesidad de expandirlo, para poder generar bienestar y equidad en todas las subregiones. Además de sus exportaciones agropecuarias y mineras (café, banano, flores, lácteos, frutas, oro, platino), la región tiene importantes recursos para el desarrollo agroindustrial en sectores como: el caucho, cacao, cárnicos, nuevos productos lácteos, forestal, aprovechamiento de “desechos de frutas” (cítricos después de producir los jugos), para la industria de la salud y la belleza, por ejemplo.

Las grandes cifras a veces desvían las perspectivas del desarrollo, sin embargo, así como sucede en lo grande, sucede en lo pequeño. Es tan importante para las regiones la conexión con los mercados nacionales e internacionales, donde siempre se habla de grandes volúmenes en kilogramos y dólares, como lo es, entender el alcance de la producción de miel de 50 familias cuyas abejas, se alimentan de las flores del café en Caicedo, o del cacao, en otros municipios del nordeste. Al hablar de desarrollo productivo con inclusión social y económica, uno de los retos es entender y atender simultáneamente la diversidad de tamaños y oportunidades.

Los estudios sobre el impacto de las Autopistas para la Prosperidad, muestran que por mayor y mejor conexión con los mercados, estas inversiones motivarán un crecimiento por año, de 245.000 toneladas de producción en el Departamento. Desde el 2018 hay evidencias: en efecto la inversión neta en sociedades registrada en las subregiones de Suroeste, Bajo Cauca y Occidente, presentaron un crecimiento de 57% frente a 2017, explicado por inversiones en nuevas empresas asociadas a la distribución y comercialización de: energía eléctrica, materiales de construcción, maquinaria y equipo, acuicultura, cárnicos, forestal e industria de bebidas. En la década anterior estas tasas de inversión crecieron entre el 2% y el 5%.

Así las cosas, Antioquia y Medellín deberán apuntar a consolidarse como un centro líder en innovación, investigación y emprendimiento de base tecnológica, a partir de la transformación y adecuación de sus universidades, centros educativos y del sector empresarial, determinantes todos, en la formación de capital humano y en la creación y fortalecimiento de nuevos sectores empresariales que, basados en conocimiento e innovación, se concreten en proyectos de empresarismo, repotencien su crecimiento, y sean el vehículo para la construcción de equidad y desarrollo en las regiones del departamento.

Para alcanzar estos propósitos, los siguientes elementos serán fundamentales:

1. La especialización productiva del Valle de Aburrá y todas las subregiones -de acuerdo a sus potencialidades-, el trabajo debe orientarse a robustecer los clusters de clase mundial y sistemas productivos territoriales estratégicos ya identificados, y hacia el desarrollo de redes de cooperación y de negocios que faciliten la internacionalización de dichos sistemas y la mejor conexión entre los mercados del Departamento de Antioquia y con el resto del país.

2. Mayores niveles de formalización en desarrollo empresarial; se requiere incrementar la densidad a través de más permanencia y menor mortalidad empresarial, lo que a su vez se logra con el fortalecimiento de las empresas ya existentes y con dinamismo en la creación de otras a partir de emprendimientos de alto impacto y de empresarismo social. Todo lo anterior influye positivamente en la calidad de vida de la población pues posibilita el acceso a oportunidades de empleo y el incremento en la inserción productiva de la sociedad. En Antioquia en promedio, existen 17 empresas formales por cada mil habitantes y debería superar en la próxima década, las cincuenta empresas por cada mil habitantes con una reducción de la tasa de mortalidad a niveles de 10% al tercer año, y con una informalidad menor al 30%. Hace quince años Medellín tenía veinte empresas por cada mil habitantes y hoy se acerca a las cuarenta y cuatro, producto de una política pública consistente bajo un modelo de colaboración público-privada que muestra sus virtudes.

3. Referido a ciencia, tecnología e innovación, es preciso enfocar los recursos de I+D en sectores estratégicos con las mayores potencialidades. A su vez, es necesario fortalecer la institucionalidad en ciencia, tecnología e innovación, y la convergencia de los planes de innovación regionales.

4. Frente al desarrollo del talento humano, buscar el aumento de la calidad en la educación básica, la pertinencia -en función de las escogencias estratégicas de la región- y una mayor cobertura en la educación superior y también, el énfasis en bilingüismo.

5. Fortalecer en materia organizacional, la institucionalidad pública y privada en especial las de apoyo a la promoción de la productividad y la competitividad, enfatizando en las existentes, y específicamente en aquellas requeridas para financiar el desarrollo.

6. En internacionalización, propender por la inserción de Antioquia en el contexto de las tendencias geopolíticas globales y regionales, enfocada en tres campos de acción: diversificación de productos y mercados, promoción de inversión, y marketing territorial.

7. Acciones orientadas a la sostenibilidad ambiental serán cruciales, dada su importancia para la sustentabilidad del desarrollo y crecimiento económico, y el logro de mejores indicadores de calidad de vida para la población.

8. Por último, al estimular la creatividad, la visión de futuro es un poderoso impulso anímico para la comunidad, pues le plantea un reto y la impulsa a superarlo, a conquistar un sueño que está a la medida de unas capacidades casi siempre desconocidas para la propia sociedad, que se prueban en el afán colectivo por vivir mejor.

Plantear el desarrollo de Antioquia bajo el enfoque de una economía y una sociedad del conocimiento, facilitará el ingreso a las discusiones modernas donde los países y regiones del mundo, que evolucionan hacia dicho referente, están avanzando aceleradamente en la generación de prosperidad (valor agregado, bienestar social). En estas sociedades, el conocimiento y sus flujos a través de redes, se ha constituido en el principal catalizador de los cambios sociales, políticos económicos, en el siglo XXI. Solo la combinación de ambos referentes nos permitirá buscar alternativas de desarrollo sostenible.