Estamos ante una realidad pasmosa que representa enormes peligros: hoy se lanzan a las corporaciones públicas quienes tienen dicha aspiración como una meta personal y poseen además, los recursos económicos para ello. ¡Grave!
La defensa de la paz como el más público de los derechos nos lleva a convocar y acercamos a personas de todos los sectores, pero con el objetivo común de la construcción de paz, que se logra a través del reconocimiento, el respeto y la valoración de la diversidad enorme de posiciones, identidades y culturas con la que tenemos el privilegio de contar en Colombia.
El principio de realidad nos permite afirmar que hoy no vamos por buen camino, al contrario, en temas fundamentales enfrentamos serias amenazas y retrocesos. Ojalá el orgullo, la pujanza y la verraquera con la que algunos relacionan la identidad paisa, se usara en trasformar la precariedad y la desigualdad de oportunidades en la que vivimos.
No pocas personas han intentado instar a la Alcaldía a revisar este relato, pensando que a lo mejor, es producto de los pocos conocimientos históricos pertinentes que posee; pero perdieron el tiempo. La Alcaldía no está interesada en promover una interpretación apoyada en evidencias históricas sino, en camuflar una postura política envuelta en historia oficial.
...vemos con preocupación cómo, ese miedo a la democracia, que está en la base del conflicto armado en Colombia, se viene perpetuando y reforzando.
El actual no es el primer momento en el que los homicidios desbordan a nuestro débil estado municipal. Lo que ha cambiado son la ideología, el discurso y las maneras de quienes nos gobiernan, así como su impacto en los ciudadanos que validamos.
...la tarea de No sin mujeres pasa (o empieza) por ahí: por una revisión en nuestros propios contextos frente a la voz de las mujeres, a sus lugares, a las maneras en las que las escuchamos y las validamos.