Está claro que la pandemia profundiza la crisis social, económica, ambiental y cultural, tocando los cimientos de lo que hoy conocemos como modelo educativo y descubriendo, una vez más, su ineficiencia, su desarticulación y las desigualdades que produce.
El Covid-19 es una oportunidad para reformar esa “normalidad” injusta que mantiene a tantos millones de personas en situación de vulnerabilidad.
En un mundo en el que los empleos productivos y bien remunerados son un bien cada vez más escaso, la renta básica ofrece un modelo de seguridad social más compatible con la creciente flexibilidad laboral.