Por estos días, a propósito del inicio de la implementación del Acuerdo de Paz con las Farc y de las conversaciones con el ELN en Quito, nos acompañan varios sentimientos y una pregunta central: ¿cuál debería ser el papel de las organizaciones de la sociedad civil como la nuestra?
Rafael Grasa
Suele repetirse, con razón, que la paz que habrá que construir tras las la firma de los Acuerdos de La Habana, y tras el resultado del plebiscito del 2 de octubre, el eventual resultado positivo de un proceso de renegociación en marcha y de alguna fórmula de legitimación y recepción legal, deberá ser territorial y, sobre todo, contar con fuerte apoyo de las instituciones. Comparto eso, pero me permitirán que, a petición de los amigos y las amigas de Corporación Región sea heterodoxo: el reto institucional va mucho más allá de las instituciones formales. Veámoslo. Empezaré con una obviedad provocadora: las instituciones no son siempre organizaciones formales; de hecho, casi nunca son las organizaciones formales las más importantes de la vida institucional de una sociedad.
María Camila Moreno M.
El Acuerdo de Paz logrado entre el Gobierno y las Farc abre múltiples oportunidades para responder al anhelo de la sociedad de una paz estable y duradera, con justicia social, convivencia pacífica y ampliación de la democracia. Y especialmente para hacer efectivos los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición.
Durante la negociación, progresivamente, se fue instalando en los discursos del Gobierno y de las Farc la idea de que un proceso de paz en Colombia no es sostenible si no se toman en serio los derechos de las víctimas.
Max Yuri Gil Ramírez
Luego de arduas jornadas de renegociación, el gobierno nacional y las Farc lograron un nuevo Acuerdo de paz, el cual busca incorporar una parte sustancial de los ajustes y modificaciones formuladas por diferentes sectores del No, luego del resultado del plebiscito del pasado 2 de octubre.. Este proceso, fundamental para avanzar en las transformaciones democráticas en Colombia, pasó de ser un asunto anodino para la inmensa mayoría de la población, poco interesada en conocer el contenido de lo negociado, a ser el principal tema de debate, aunque lamentablemente la estigmatización, las tergiversaciones y la polarización, no sólo han contribuido al desinterés ciudadano sino que han revelado los graves problemas de autoritarismo e intolerancia de nuestra cultura política.
Retos como la construcción de la paz y la superación de la pobreza y la desigualdad precisan de una política educativa local coherente, pertinente y arriesgada, que tenga como objetivo primordial garantizar el derecho a la educación de todos y todas a lo largo de la vida. Nos preguntamos si el Plan de Desarrollo Medellín Cuenta con Vos, en su dimensión de Educación con calidad para el desarrollo y la competitividad, aporta a estos retos y avanza en la construcción de un sistema educativo articulado que responda a la demanda de la ciudadanía por una educación para el buen vivir.