En nuestro anterior editorial propusimos seis componentes que, a nuestro modo de ver, serían indispensables desde la perspectiva de un enfoque territorial de paz. Estos son: 1. Atención integral de víctimas; 2. Acciones de pedagogía y cultura de paz; 3. Reintegración y reconciliación; 4. Garantías de No Repetición; 5. Instancias de participación ciudadana; y 6. Medidas de anticorrupción y transparencia.
Los planes de desarrollo municipales que se construyen en la actualidad tienen un reto histórico: posibilitar el tránsito hacia la construcción de la paz desde los territorios. Para lograrlo, es fundamental no sólo el reconocimiento de las personas víctimas del conflicto armado, pues es necesario que el accionar institucional se enfoque hacia la garantía del goce efectivo de sus derechos. Esto es aún más prioritario en Medellín si se considera que en la ciudad hay 575.000 víctimas del conflicto armado, según el Registro Único de Víctimas (RUV).
Una revisión al enfoque de género en los planes de desarrollo departamental y municipal deja la sensación de que, aunque este se nombra y se define de manera global, al momento de mirar programas y proyectos específicos, no está tan claro hacia donde caminan los gobiernos en esta materia. Tampoco los presupuestos asignados dejan ver que se trate de un tema relevante para Gobernación y Alcaldía.
El 30 de mayo fue aprobado en el Concejo de Medellín, con la única voz en contra de la concejala del Polo democrático, el Plan de Desarrollo Medellín Cuenta con Vos. Aunque no se conoce la versión final, en el Plan de modificaciones se hicieron algunos ajustes en los diagnósticos, los indicadores y/o los responsables, pero en realidad nada que sugiera transformaciones de fondo. Con este respaldo del Concejo, el Alcalde Federico Gutiérrez contará, sin duda alguna, con un buen margen de gobernabilidad que le permitirá llevar a cabo su plan de gobierno sin mayores dificultades.
Durante este semestre se aprobarán los planes de desarrollo municipal y departamental para el próximo cuatrienio. Esto se convierte en un escenario para la participación ciudadana, para la lectura de los territorios y sus retos. Pero esta vez ocurre en una coyuntura histórica para el país: la negociación del conflicto armado entre las FARC y el Gobierno y los retos que allí se desprenden en términos de paz territorial. La ciudadanía en general y las organizaciones de la sociedad civil en particular, tenemos el deber de hacerle a todos los borradores de plan una pregunta sencilla pero contundente: "¿Cómo aporta este plan de desarrollo a consolidar la paz en nuestro territorio?"