El futuro de la ciudad requiere una acción conjunta urgente. Necesitamos que los sectores empresariales, gremiales, académicos, organizaciones sociales e institucionalidad pública se sumen a esta iniciativa.
Medellín construyó un modelo de ciudad durante las primeras cuatro décadas del siglo XX al que nos referimos como “la tacita de plata”. Ese modelo se agotó en la década de 1960 pero nadie se dio cuenta.
Queremos que este informe sea un homenaje y un reconocimiento a la dimensión pública del dolor, el sufrimiento y el coraje de las más de 132.000 víctimas que se contabilizan y de las otras tantas que por muchas razones, no se registran en estas cifras.
Por el bien de este país, por su futuro, y en sintonía con el espíritu que propuso Francisco con su presencia, ¡Bienvenido el encuentro entre diferentes!
Estamos frente a lo que se configura como una situación de emergencia humanitaria para las víctimas y para toda la ciudadanía que también se ve afectada y que no puede seguir indolente ante la gravedad de lo que esto representa.